martes, 18 de agosto de 2009

Promesas: Melón, Melame y el capitán Planeta


El poder ejecutivo está supeditado de una u otra forma a la clase política, a la clase que realmente gobierna, la clase apernada a los privilegios, la que estruja al pueblo; Esto transforma al presidente (o la presidenta en este caso) en una suerte de monigote, una marioneta, un títere de feria; haciendo un símil podríamos decir que el gobierno y la presidenta se asemejan a Melón y Melame.

Es cierto, la clase política se escuda y se solapa -de manera subrepticia- en cualquier persona que le “caiga bien” al pueblo, cualquier persona que tenga una pizca de credibilidad, que parezca ser algo totalmente diferente a la clase política tradicional; es entonces que los políticos enarbolan banderas, y pregonan con sus batucadas, bombos y platillos, simulando que efectivamente “esa” será la persona que logrará los cambios, esos que todo chile espera y todas esas otras miles de promesas espurias ,de humor negro, chabacano, que jamás cumplen, y de las cuales se llenan la boca.

Tal vez sea, que efectivamente, las políticas públicas son de “largo aliento” y seguramente pecamos de impacientes, tal vez los 20 años de gobierno democrático no son suficientes para consolidar un sueño utópico, quimérico, fruto de una mente onírica, demencial, supuestamente un sueño con altura de miras, quizá con egocentrismo o más aún como una mentira piadosa, para un pueblo enfermo, terminal y desahuciado.

El capitán Planeta se equivocó, dijo que chile saldría de los países en vías de desarrollo para el año 2010. Creo que va quedando demasiado poco para ver hecho realidad ese sueño de muchos. Como buenos chilenos le echaremos la culpa al empedrado, a la crisis económica mundial, al tipo de cambio, al virus iza, al tío de no se quien que es carabinero, a la abuelita Pita, etc...Las excusas no faltan.

Tanto alegato no escuchado, tantas coartadas, tantas disculpas, tantos subterfugios evasivos, tantas ausencias en las cámaras legislativas, que pasaban inadvertidos, hasta hace poco tiempo; hoy debido a la globalización tecnológica, al uso de Internet, telefonía IP, la televisión, la radio y que sé yo cuantas otras chucherías más, tenemos herramientas inmejorables para ver -aunque sea sesgadamente- el comportamiento de nuestros políticos elegidos de manera soberana por el pueblo esperanzado, Eso nos da un estatus diferente, con ínfulas de grandes señores, porque ahora sí podemos saber que votó exactamente tal o cual diputado y hasta lo que dijo. En suma, tenemos herramientas inigualables de control para “despedirlo”, si es que osa no cumplir el mandato del pueblo y se rige única y exclusivamente por afanes personales. Cuando hablo de despedirlo hablo sencillamente de no reelegirlo, de vetarlo, por vaca.

La tan bullada modificación del artículo 51 de la constitución -que dice relación con limitar la reelección en el congreso de diputados y senadores- ha sido un parto, lleva –sin temor a equivocarme- como tres años siendo discutido en la cámara, los señores congresistas no han podido ponerse de acuerdo aún, que raro. Sabemos que simplemente no quieren soltar la teta, como bien lo muestra George Orwell en su libro “La granja de los animales” una sátira feroz, metáfora del comportamiento humano ávido de poder. Por favor señores congresistas no seamos como esos cerditos que se transforman a la larga en parte del mismo mal que deseaban combatir.

Eso es como “pasarse por el aro” a todo el mundo, hacer vista gorda del sentir ciudadano mayoritario. Creo que tengo razón, ellos son como titiriteros, como Geppeto de Pinocchio, son los que manejan los hilos, como Melón -en una versión más criolla- que introduce una mano por la espalda de su muñeco para hacerlo parecer muy distinto de lo que realmente es: un cuerpo de trapo sin vida, sin cerebro, sin decisiones propias y hacen ver como ridículo cualquier intento de la ciudadanía por modificar las cosas, por reparar, y por mejorar el sistema. Definitivamente nos pintaron la cara, tenemos la cara pintada, como Melame y sólo nos falta decir: ¿¿¿QUEEE…..TAAAAAAAAALLLLL?????¡¡¡¡¡¡¡¡¡.

Ojalá que alguien pueda salvarnos, el chapulín, Super Mario, o quizás El Capitán Planeta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario