jueves, 29 de abril de 2010

De la inmovilidad


La historia como invención cultural del hombre

Estos últimos días la iglesia católica -de jerarquía androcéntrica- ha sido víctima del más despiadado escarnio público a raíz de los últimos casos de pedofilia y sodomía salidos a la luz pública. La iglesia, una entidad milenaria, arcaica, no ha mostrado aún ninguna evidencia de signos evolutivos mayores, salvo como medio despótico-opresivo a través de su brazo de influencias Opus Dei.
Si suponemos la historia como una invención cultural del hombre, es obvio suponer y eso haría más entendible, el porqué la iglesia continúa llenando las mentes de la ciudadanía con mitos atemporales representativos de nuestro más absoluto primitivismo mental originario, obteniendo de paso provecho económico y sumisión de ello. En la política, como una continuación de la guerra pero por otros medios -como decía Foucault- la iglesia muy poco puede hacer salvo sugerir. Sugerir es un acto respetuoso de disentir, discrepar, pero carente de fuerza, pusilánime, timorato casi cobarde. No es ético predicar que se ayude a los países que mueren de hambre, a los oprimidos a los perseguidos y sin embargo – y los he visto-algunos de sus fieles duermen famélicos afuera en las calles mientras los sacerdotes pasean en fastuosos vehículos… predicando, predicando… su bolsillo van llenando. Ello genera una conformidad enfermiza, un estado de complacencia social aterrador…la iglesia se resigna ante las diferencias sociales y ya no clama de manera vehemente llevándonos a una inmovilidad pasmosa y timorata.
¿No es acaso La iglesia una institución obsoleta y corrompida?…¿o es que los individuos pueden pecar y la iglesia no?
Dios nos libre de la iglesia…

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